Recuerdo que
cuando estaba en Cuba, paso algo que yo no esperaba en lo cual, Dios me enseña que las cosas de El son todo lo contrario de lo que pensamos a veces y fue
cuando fui a una misión de un hermano llamado Carlos. Recuerdo también que el
me dijo que íbamos a ir en bicicleta, ya que el camino estaba en muy mal
estado, bueno dije claro por qué no, eran unos 5km hasta la comunidad y yo ya
estaba acostumbrado.
Bueno llego el día,
comenzamos el trayecto “fácil” hacia la comunidad de las Piedras, y me di
cuenta porque tiene ese nombre, más de la mitad del camino es un pedregal y con
las bicicletas en las que íbamos no estaban en muy buenas condiciones, que en
la que yo iba para frenarla había que meterle el pie a la goma ya que no tenia
frenos y la otra en la que iba el otro hermano, se le caía la cadena a cada
rato, pero eso no era todo. El camino era empinadas llenas de piedra, con un
terreno mojado por la lluvia, lleno de hoyos y por si esto fuera poco, comenzó a
lloviznar. En ese momento pensé esto no será tan sencillo, después de haber
pasado por pequeños lagos con un paisaje de piedras en medio del camino. Llegamos a la comunidad donde la calle principal era intransitable debido al
fango que había en aquel lugar las gomas de las bicicletas ni podían desplazarse
de tanto lodo que había. Tuvimos que irnos a pie con bicicleta en mano bajo
una pequena llovizna que luego era un aguacero. Visitamos las casas de los
hermanos de aquel lugar que nos recibieron con mucho agrado y compartimos de la
palabra con algunos de ellos. Luego nos juntamos en la casa de reunión para
dedicarle un momento a Dios mediantes canticos y lecturas de la palabra. Cuando
me dieron la parte que me tocaba, recuerdo que estaba un poquito nervioso pues
siempre me es difícil hablar ante el público. Pero cuando me toco mi parte fue
tan sencillo que cuando termine de hablar de las maravillas que Dios había hecho
en mi vida, no esperaba una respuesta tan emotiva como la que recibí en ese
momento de parte de ellos. Me di cuenta como algunos glorificaban a Dios por mi
presencia, por mí lo que pase en mi vida y por el solo momento de estar allí con
ellos hablando, conversando sobre la cultura del lugar y de mi país, era
suficiente para traer luz, animo y felicidad a sus vidas.
Al regresar comenzó
otro aguacero, ya que mientras estábamos en la casa de reunión se había detenido
la lluvia, con un camino mucho más difícil que el anterior: todo estaba mojado,
con mas fango. Pero senti la felicidad de que estas personas se sintieron bien al
vernos allí y agradecían la visita que le hicimos por no pensar en lo malo del
camino, en las inclemencias del tiempo y las condiciones de las bicicletas… La
gloria sea para Dios.
Le doy gracias
al Señor por abrir mi mente a esos pequeños
detalles que pueden parecer insignificantes. DIOS puede usar lo mas sencillo para glorificar su nombre. Al final nos damos cuenta
de lo valioso que son para otros, y a muchas otras que pensamos que son difíciles,
que a final de cuentas son tan sencillas como sonreír.
mi hermano….muy bueno….bendiciones